Cae la tarde y un cúmulo de ideas sueltas revolotean sobre mí.
Inquieta y serena a la vez, brota en primer lugar un deseo interno de gratitud y después de trasmitir. Las ideas como una fuente celestial de inspiración van teniendo sentido, orden y coherencia.
Tú estás, yo llego, vamos juntos. Lo nuevo y lo anterior se fusionan para generar riqueza a un sistema que está en continua transformación. Con una dosis de humildad y un punto de valor personal, vamos construyendo, interviniendo e interpretando la carencia donde más se necesita.
Un cambio sustancial se avecina; la incertidumbre de entrar en un nuevo mundo nos invade. La capacidad para adaptarnos a esta nueva situación nos enriquece y fortalece. Las cosas ya no las podemos dar por sabidas. Hay premisas distintas, ya sean buenas o no. Estamos en un cambio continuo, donde no podemos perder la capacidad de soñar, de imaginar. Donde esos sueños van destinados a satisfacer las necesidades de los demás.
María de los Ángeles Ciarelli