Cuerpo, mente, postura: entre la evidencia y la ciencia

Nazareth Castellanos es Licenciada en Física y Doctora en Neurociencia por la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. Lleva más de veinte años dedicada a la investigación científica de la actividad cerebral. Ha trabajado como investigadora en el instituto de investigaciones cerebrales Max Plank de Frankfurt y en el instituto de psiquiatría del Kings College de Londres, entre otros. Dirige el laboratorio que investiga la neurociencia de la meditación y la relación entre el cerebro y el resto del cuerpo.

En la descripción que hace Nazareth a través del libro El espejo del cerebro observamos que no se puede dividir al cuerpo de la mente.

Mientras estamos desesperados buscando evidencia científica de cada técnica, método o respuesta del cuerpo, Nazareth describe que “los laboratorios son lugares más centrados en la metodología que en el objeto de estudio” y propone vivir la neurociencia desde una perspectiva más humana. El estudio de la mente desde lo técnico y desde un mundo multidimensional, que englobe la inspiración desde lo humanista.

Reseña como define la ciencia el físico y neurocientífico Alex Gómez; “como mecanismos, definiciones frías y rudas”. Donde el sabor del plato no se describe, solo se busca una nutrición orgánica, óptima o puramente intelectual. Ningún rasgo de emoción, poesía, romanticismo, expresión o humanidad. “Uno de los problemas de la ciencia actual es que aleja al investigador de lo investigado”.

Relatado de forma sencilla, con metáforas que simbolizan el funcionamiento del cerebro en cada estructura, y cómo influye cada función en el cerebro. Donde cada unidad forma parte de un todo, “lo importante no es el árbol sino el bosque”, no podemos centrarnos únicamente en la unidad, en las neuronas sino en la comunicación entre ellas. No solo interesa el mapa de una ciudad sino su actividad. Menciona un neurotransmisor que brilla por su bondad, la serotonina u hormona de la felicidad.

Presenta la Actitud Mindfulness como aquella en la que se presta atención al momento presente sin juzgarlo. “Saber estar con nosotros mismos”. Meditar es relacionarse con la propia experiencia, intimar con nuestros estados mentales. La mente es nuestra casa y puede ser el infierno o el paraíso. La neurociencia demuestra que, gracias a la plasticidad del cerebro, a través de la meditación, se puede modificar las estructuras neuronales que son la base del comportamiento en definitiva de un estado de felicidad o sufrimiento.

Teoría de la información integrada, el hacer y el ser, dedicamos más tiempo a HACER que a SER. Mucho ruido y pocas nueces. Modo de HACER y modo de SER. Describe la dificultad que se tiene en estar presente y propone como ejercicio de conciencia corporal, llevar la atención a las sensaciones del cuerpo como estímulo para combatir el diálogo interior ese monólogo que es mayor en personas en estado de ansiedad, con baja autoestima y conflicto interior.

“Diferentes estudios han demostrado que la calidad de vida es mejor en quienes tienen una menor actividad en la red por defecto, que se reduce el dolor en pacientes con lesiones crónicas y que es un marcador biológico del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer”. Una mente que divaga es una mente infeliz. Ser o no ser. Habitar el presente para ser feliz.

Una mención especial merece la influencia de la respiración. Función hegemónica sobre otras funciones del cuerpo, donde hoy recobra más sentido por la trascendencia que tiene en el presente. Nazareth, hace referencia a un artículo del 2017 de la revista Science, que señala que la respiración es “capaz de moldear la memoria, la atención y la expresión de las emociones”. Saber respirar activa los sistemas de noradrenalina la cual nos mantiene atentos y motivados.

Presenta el concepto de plasticidad neuronal como la capacidad del cerebro de transformarse mediante el aprendizaje.

La ciencia reconoce que la mente no solo depende del cerebro sino también de otros órganos como el corazón, que es la puerta de entrada de la percepción; el intestino, como regulador del estado de ánimo y también al revés, desde el cerebro se puede controlar el estómago e intestino. La autora señala que antes se mencionaba cuerpo-mente, y la mente radicaba en el funcionamiento del cerebro, ahora se establece que hay más cuerpo en la mente, no solo cerebro.

Somos también nuestra postura. La postura de nuestro cuerpo es fundamental para la interpretación que hace nuestro cerebro de cada situación. “Estar encogidos conlleva dinámicas neuronales propias de tristeza o abatimiento con el consecuente deterioro de la memoria”. La zona del cerebro más involucrada en la idea que tenemos de nosotros mismos es también la zona que procesa la postura corporal. Algunos experimentos sugieren que la postura mental y la corporal son lo mismo. Plantea la idea de un cuerpo entero “el cuerpo como un todo fruto de la integración de sus partes.”

Propone según experimentos que se realizaron en Harvard, que invitaban a realizar la tarea que se estuviera haciendo en cuerpo y mente en ese momento. Si lees, lee. Si escribes, escribe. Si sufres, sufre y si disfrutas, disfruta.

La conclusión a la que se llega es elegir entre ser o estar. Citando a Henri Bergson “para quien el cuerpo representa la necesidad y la conciencia la libertad.”

Conócete a ti mimo.

 

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